miércoles, 9 de noviembre de 2011

El carácter (última parte)


Continuación de las observaciones aportadas por William James (1) respecto al carácter.

Decimotercera conclusión


“Filosofía del sentido común.
En cuanto filósofo, recuérdase a James por su doctrina del ‘pragmatismo’, llamada en otras palabras la filosofía del sentido común. Se la puede sintetizar como la aseveración de que toda nueva verdad no se nos presenta íntegramente; que si existe alguna ‘verdad fundamental y definitiva’, ésta es tan inasequible para nosotros que no tenemos por qué preocuparnos por ella; y que la prueba de toda verdad reside, sencillamente, en su eficacia. Tal es la doctrina del hombre de acción, la cual nos dice: ‘No aguardéis a que se hayan encontrado todas las soluciones. Es bien improbable que todas las soluciones se conozcan jamás. Poneos a la obra ahora mismo y comprobad, por el ensayo y aún a riesgo de errar, si estáis siguiendo el rumbo adecuado’.


     James nunca abrazó la teoría de que sea necesaria una prolongada y ardua preparación para el ejercicio de ocupación alguna; juzgaba que debe acometerse tan pronto como uno se considere razonablemente capacitado para ello, e ir aprendiendo sobre la marcha. La verdad es que aunque él llegó a ser psicólogo y filósofo mundialmente renombrado, nunca recibió instrucción formal en ninguna de las dos disciplinas. En cierta ocasión advirtió: ‘Nunca recibí la menor instrucción filosófica, y la primera lección de filosofía que oí fue la primera que di yo mismo”.

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Decimocuarta conclusión

“Vivamos de acuerdo con lo mejor que haya en nosotros.
James tuvo por norma habitual contar con que cada uno sabría estar a la altura de sus mejores cualidades, como lo hizo él mismo. 'Si creemos bien de nuestro próximo, decía, es posible que demos vida al bien en que hemos creído’.


     Esto ha sido válido con sorprendente frecuencia. Estudiantes y colegas de James se esforzaron por elevarse al grado de excelencia que el filósofo esperaba de ellos.

     Hoy necesitamos de las ideas de James más que nunca. La esencia de su doctrina es que el hombre puede imponerse a las circunstancias; que no somos las víctimas predestinadas de la herencia y del medio ambiente, y que nos es dable, por medio de una valerosa autodisciplina, perfeccionar, no sólo nuestra obra, sino nuestro propio carácter”.




(1) Psicólogo y filósofo. Nació el 11 de enero de 1842 en Nueva York, murió en Chocoroua, New Hampshire, (EE.UU.) el 26 de agosto de 1910.

Bruce Bliven, “Cada uno modela su propio carácter”, en Selecciones del Reader’s Digest, tomo XLI, número 242, enero de 1961.



martes, 8 de noviembre de 2011

Accidentes en la infancia

Todos los días escuchamos versiones distintas de accidentes producidos en nuestro hogar o fuera de él. La mayoría de ellos se pudo prevenir de alguna u otra forma. Son causa de muerte y de morbilidad en todo el mundo y afecta a todos los grupos de edad. Los accidentes en la infancia son una enfermedad prevenible.

¿Cómo debes hacer para prevenir estos accidentes?
Antes que cualquier cosa, debes ser consciente que la mayoría de los accidentes que tienen como víctima a nuestros hijos, ocurre en nuestro ámbito del hogar, por lo tanto debes ser responsable y agotar todos los medios a tu alcance para que no ocurran.

     Nunca tanto como en este caso se aplica la frase: "La prevención comienza por casa".

     Los niños hasta aproximadamente 4 a 5 años de edad, no tienen noción del riesgo, por lo tanto no debes confiarte de que al haber aprendido una determinada norma, sean capaces de llevarla a cabo. Tienen la capacidad de prestar atención a lo que ocurre a su alrededor, aunque se dispersan fácilmente cuando otro hecho u objeto llama aún más su atención.

     Hasta los 2 ó 3 años los niños no han adquirido aún total destreza motora, van caminando a saltos, de golpe se detienen, se dejan caer al suelo para erguirse y seguir caminando nuevamente, otros se arrastran hasta que logran la confianza suficiente para sostenerse solitos parados. Esta insuficiencia motora, sumada a una curiosidad sin límites, los coloca constantemente en situación de riesgo, de exceder sus propias posibilidades.

¿Cuáles son las cosas a las que debes prestar debida atención?
Padres y adultos en general, deberán hacer un recorrido por su casa. Con seguridad encontrarán fallas en algunas de las medidas que debían haber adoptado. He aquí algunos ejemplos:

Baño y cocina
Son, sin lugar a dudas, los lugares más peligrosos de la casa para los niños, por lo tanto éstos no deben
permanecer en ellos.

Recomendaciones:
  • Mantén lejos del alcance de los niños cualquier sustancia potencialmente tóxica: elementos de limpieza, medicamentos, artículos de belleza, etc. Estos productos deben estar guardados, si fuera posible, bajo llave y a una altura superior a 1,20 metros.
  • Utiliza trabas en hornos, cajones, inodoros, puertas de alacenas.
  • Usa las hornallas traseras para cocinar y no dejes que mangos de sartenes "asomen" por el borde de la cocina, ¡se transforman en una visión muy tentadora desde abajo!
  • No dejes nunca solo a tu hijo en la bañadera, aunque no lo creas, un niño puede ahogarse en sólo 10 centímetros de altura de agua.

Habitaciones
Mantén las camas alejadas de las ventanas. Protege enchufes que no están en uso. Amura estantes y bibliotecas para que no puedan tumbarse. En lo posible, la iluminación deberá proveerse con lámparas que cuelgan del techo o de una altura prudencial en las paredes. Evita el uso de veladores o cualquier otro artefacto lumínico colocado en mesitas de luz (de noche).

Jardines
Si tienes mascotas y éstas son de grandes dimensiones (perro, perrazo), toma las precauciones del caso para no dejar solo a tu/s hijo/s con ellos. Los perros pueden ser una buena compañía para los niños, pero no debes olvidar que son animales, entienden en forma limitada las órdenes que les damos, aunque no podemos pretender que razonen.

     Esto de que casi siempre logramos obtener una excusa como... "el perro no les hace nada, se ha criado con ellos", puede transformarse en arma de doble filo. Trasladarle toda la responsabilidad al perro de nuestro descuido, puede traernos numerosos dolores de cabeza y consecuencias irreparables.

     Si tienes pileta de natación, debes tener en cuenta que es una enemiga en los primeros años de vida de tu hijo. Toda pileta debe tener un cerco perimetral de por lo menos 1,20 metros de altura, construido preferiblemente de listones de madera o caño, verticales, separados entre sí por no más de 20 centímetros, y con una puerta de acceso con cerradura o candado. La llave que abre esa puerta debe mantenerse
lejos del alcance de los niños y ser vigilada por ustedes, los padres.

     Evita dejar juguetes vistosos en el agua. Por ninguna razón los niños menores de edad deben bañarse en la pileta solos sin la supervisión paterna.

     Una última recomendación relacionada con la pileta de natación: trata de mantener limpia el agua de la pileta todo el año; no sólo como una forma de prevención, sino como una práctica que ayudará a su mantención.

Otras sugerencias generales.

  • Tu casa debe estar provista de un corta corriente, o por lo menos de un disyuntor, para que cuando haya una descarga excesiva de energía, ésta se corte inmediatamente, evitando de esta forma "quedar" pegados algunos de sus habitantes en cualquier artefacto o paredes con pérdida.
  • Protege tus balcones, ventanas, estufas, radiadores y caloventores para evitar quemaduras, y controla pérdidas de gas.
  • Hoy en día existen numerosas instituciones relacionadas con la salud: clínicas, sanatorios, hospitales y servicios de emergencia que dictan cursos de primeros auxilios para diferentes casos que se nos pueden presentar a diario.
  • Padres y personal a cargo del cuidado de los niños, deben hacer un curso de primeros auxilios y maniobras de reanimación cardiopulmonar infantil. Esto lo decimos de buena onda, sin crear alarma ni pretender ser fatalistas, aunque muchas veces, saber qué hacer en un momento dado, puede hacer toda la diferencia.
  • Ten a la vista los teléfonos de los centros de emergencia o primeros auxilios, será vital para evitar daños mayores que muchas veces suelen ser irreparables.


Adaptación del texto original provisto por
SEM (Servicio Emergencia Morteros)




El carácter (décima parte)

Continuación de las observaciones aportadas por William James (1) respecto al carácter.


Undécima conclusión


"Disciplina para los niños.
De todas las ideas de James, pocas más valiosas que las concernientes a la educación de los hijos. Numerosas madres tienen la idea (atribuida con razón o sin ella, a Sigmund Freud) de que el niño no se le debe disciplinar rigurosamente, si no se quiere lastimar su psiquis infantil. James no lo cree así.

     Seguro de que todos nuestros actos se registran indeleblemente en nuestro cerebro y de que los hábitos que adquirimos entran a formar parte de nuestra personalidad, James juzga que una educación disciplinada es esencial, y dice: ‘El infierno que pudiéramos padecer en el más allá y de que nos habla la teología no sería peor que el que nos forjamos nosotros mismos en este mundo, al modelar nuestro carácter viciosamente en forma adversa. Si los jóvenes pudiesen comprender que en breve no serán sino vivientes manojos de hábitos, pondrían mayor cuidado en su conducta durante la edad dúctil”.


Duodécima conclusión

“Aprender no es siempre divertido.
James no se halla de acuerdo sino en parte con las teorías de educadores posteriores como John Dewey, fundadas en que la educación más eficaz proviene del espontáneo interés del alumno que aprende al mismo tiempo que satisface su curiosidad.

     Dice James: ‘Es absurdo suponer que cada paso de la educación puede ser interesante. Se debe apelar con frecuencia al impulso acometedor. Haced al alumno avergonzarse de su miedo ante la escabrosidad de los quebrados o ante la ley de la caída de los cuerpos; despertad su pugnacidad y su orgullo, y avanzará contra los obstáculos con esa especie de íntimo furor contra sí propio que es una de sus mejores prendas morales. Una victoria obtenida en semejantes circunstancias se convierte en paso decisivo en la forja de su carácter’.

     ¿Con qué extrañeza recibirán ahora este consejo los millares de padres y maestros que nunca han exigido esfuerzo alguno de sus amados pequeñines?”.


(1) Psicólogo y filósofo. Nació el 11 de enero de 1842 en Nueva York, murió en Chocoroua, New Hampshire, (EE.UU.) el 26 de agosto de 1910.

Bruce Bliven, “Cada uno modela su propio carácter”, en Selecciones del Reader’s Digest, tomo XLI, número 242, enero de 1961.

Continúa en "El carácter" (undécima y última parte)




lunes, 7 de noviembre de 2011

El carácter (novena parte)

Continuación de las observaciones aportadas por William James (1) respecto al carácter.


Décima conclusión

"Es bueno experimentar alguna ansiedad.
No hace mucho tiempo, al presentar a la joven actriz inglesa Claire Bloom en un programa de televisión, le preguntaron si la premura y la agitación de Nueva York no la hacían suspirar por el ritmo más plácido de Londres. La actriz repuso:
- “No, me gusta la agitación. Me hace bien, y creo que me es necesaria. Me parece que le es necesaria a todo mundo”.

     La artista se hacía eco de una verdad que apenas ahora, muchos años después de que William James la enunció, empieza a ser universalmente aceptada; a saber, que cierta dosis de ansiedad resulta provechosa al ser humano; excita células cerebrales de otra suerte inactivas, estimula la atención, nos hace desempeñarnos más eficazmente, produce una descarga de ciertas hormonas y facilita todo aprendizaje al acrecentar la diseminación de los mensajes nerviosos en el cerebro.

     Aunque a James no le repugnaba la idea de cierto grado de tensión, no deseaba que esa tensión viniese acompañada de una ansiedad capaz de aniquilar al individuo. Habría suscrito el consejo dado por un psiquiatra a un amigo mío, director de un diario de la tarde, afectado de nerviosismo (desasosiego durante el día e insomnios durante la noche) por tener que cerrar una edición tras otra a plazos improrrogables. El médico le preguntó:
'-¿Ha visto usted a un malabarista? Mantiene en el aire hasta media docena de objetos a la vez; así pues, y por así decirlo, tiene que entrenarse con la dificultad a plazos improrrogables, cada fracción de segundo, o sea mucho más a menudo que usted. El malabarista se las arregla gracias a que se mantiene perfectamente tranquilo, aunque alerta. Él mismo le diría que si estuviera tenso de ansiedad, echaría a perder su número. Todo lo que tiene usted que hacer es aprender a manipular sus ediciones con las misma serenidad”.


(1) Psicólogo y filósofo. Nació el 11 de enero de 1842 en Nueva York, murió en Chocoroua, New Hampshire, (EE.UU.) el 26 de agosto de 1910.

Bruce Bliven, “Cada uno modela su propio carácter”, en Selecciones del Reader’s Digest, tomo XLI, número 242, enero de 1961.


Continúa en "El carácter" (décima parte)





sábado, 5 de noviembre de 2011

El carácter (octava parte)

Continuación de las observaciones aportadas por William James (1) respecto al carácter.


Octava conclusión

Reexaminemos nuestros hábitos.
James sabía que todo organismo viviente propende a persistir en una pauta, una vez establecida ésta. Más energía se requiere para aprender a hacer las cosas de un modo nuevo (aún las menos difíciles) que para continuar haciéndolas según la rutina.

     Los hábitos, pues, son nuestra ‘automatización’. Cuantas más acciones realicemos automáticamente, tanta mayor energía reservaremos para el trabajo creativo y la resolución de diferentes problemas. Y cuanto más eficientes sean nuestros hábitos tanto mejor funcionaremos.

     Por esta razón, James creía que debemos reexaminar constantemente nuestros hábitos, para ver en cuáles de sus aspectos podríamos cambiarlos y hacerlos más eficaces. Él mismo reformaba constantemente sus hábitos y mudada de aficiones y empeños”.


Novena conclusión

Hagamos algo difícil cada día.
Si retrocedemos a menudo frente a la realización de algún esfuerzo’, solía decir, ‘nuestra aptitud para esforzarnos se nos habrá atrofiado antes de que lo advirtamos. Asimismo, si permitimos que nuestra atención divague, bien pronto la veremos divagar constantemente’.

     Por esta razón, se necesita ‘mantener viva nuestra facultad para el esfuerzo, ejercitándola innecesariamente un poco cada día. Seamos sistemáticamente ascéticos o aún heroicos en cuestiones superfluas de poca monta. A diario, o cada tercer día, hagamos alguna cosa sin otra razón que la de que preferiríamos no hacerla; así que, cuando la hora de la prueba se acerque, no nos encuentre acobardados e impreparados para resistirla’.

     James insistía también en que los buenos impulsos, no importa cuán efímeros sean, han de traducirse en pertinentes acciones. ‘Siempre que permitimos que una resolución cualquiera o un sentimiento fervoroso, se desvanezca sin haber dado fruto positivo, es peor que desaprovechar alguna oportunidad; esto obra de tal modo que estorbará decisivamente el que nuestras emociones y resoluciones futuras sigan su vía normal de expresión".


(1) Psicólogo y filósofo. Nació el 11 de enero de 1842 en Nueva York, murió en Chocoroua, New Hampshire, (EE.UU.) el 26 de agosto de 1910.

Bruce Bliven, “Cada uno modela su propio carácter”, en Selecciones del Reader’s Digest, tomo XLI, número 242, enero de 1961.

Continúa en "El carácter" (novena parte)