domingo, 16 de octubre de 2011

El carácter (segunda parte)

Continuación de las observaciones aportadas por William James (1) respecto al carácter.

Segunda conclusión:


“Retardemos el punto límite de fatiga.
James aportó convincentes pruebas de que los más de nosotros nos ‘cansamos’ todos los días, no a causa del esfuerzo realizado efectivamente, sino a causa de habernos formado el hábito de sentirnos fatigados a hora determinada o después de cierto gasto de actividad.

     A este límite autoimpuesto lo llama James ‘punto de fatiga’; y nos demuestra que ese punto está muy lejos del verdadero agotamiento. ‘Algunos estamos cansados’, dice ‘pero otros muchos no lo estamos en realidad, sino que hemos dado en el desdichado prurito de sentirnos cansados porque nos dejamos llevar por determinados hábitos de vocalización y la expresión’ (es decir, de hablar o conducirnos como si realmente lo estuviésemos).

     Solemos considerarnos agotados al final de nuestra diaria labor, por ejemplo; y así, llegado ese momento, caminamos o nos arrastramos con aire de fatiga, adoptamos una expresión de cansancio, o hablamos a otros de lo fatigados que estamos, y todo eso nos hace sentirnos cansados. Se trata apenas de un mal hábito. Observa James que ‘el hombre más ocupado no necesita más horas de descanso que el ocioso. Por lo común, los hombres emplean tan solo una pequeña parte de la energía que efectivamente poseen’.

     Afirma que la mayoría de las personas pueden, si así lo desean, retardar su punto de fatiga por el procedimiento de tomar nota de la hora del día en la que se juzgan agotadas, y esforzarse adrede en proseguir la tarea hasta hora más avanzada cada día, y así fijarse un nuevo límite de fatiga. El organismo se acostumbra a que se le exija un poco más cada día, y uno se habitúa a producir más un esfuerzo excesivo”.




(1) Psicólogo y filósofo. Nació el 11 de enero de 1842 en Nueva York, murió en Chocoroua, New Hampshire, (EE.UU.) el 26 de agosto de 1910.


Bruce Bliven, “Cada uno modela su propio carácter”, en Selecciones del Reader’s Digest, tomo XLI, número 242, enero de 1961.



Continúa en "El carácter" (tercera parte)




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